5 hipótesis para unas humanidades en transición

foto: Institut d'Humanitats de Barcelona

foto: Institut d’Humanitats de Barcelona

En la inauguración del ciclo “Saber, fer, comprendre”, el aula abierta del Institut d’Humanitats de Barcelona, Marina Garcés hizo una apuesta radical por las humanidades, por una manera de relacionarnos en la que, desbordando la división letras-ciencias y teoría-práctica, nos interesamos por el valor de la propia experiencia. (Lo resumo a mi manera: fue mi primera lección en catalán y tal vez haya entendido todo al revés, pero afortunadamente hay otras crónicas.)

Lo hizo sin recurrir a la nostalgia, ni a los gurús de la cultura, ni al mantra de que las humanidades salvarán la humanidad, ni al lamento por la crisis, porque todo eso no nos ayuda a visibilizar lo que se está haciendo, que es mucho pero inconexo. En estas sesiones el IdHB planea compartir lo que se hace y cómo se hace, no desde la etiqueta y la disciplina, sino desde lo común y paritario. Las humanidades no pueden ser esa “poesía concebida como un lujo cultural / por los neutrales” de Celaya (digo yo), sino la disputa por redefinir los múltiples significados de la emancipación y vincularlos con la potencia del saber de nuestro mundo (dijo ella).

Video de la charla en el CCCB – Institut d’Humanitats

Lo que hay que salvar es el sentido de lo que es ser humanos en la realidad concreta de nuestras vidas alimenticias, laborales, musicales, educativas, artísticas, etc. En la experiencia humana, tal como la encontramos en sus cuerpos y sus saberes. Y en el “siglo de la gran prueba” (Riechmann) ese sentido no es único ni múltiple, es en disputa, está en transición.

1ª hipótesis: Lo que percibimos como abandono o desinterés por la cultura, es en realidad el efecto desinstitucionalizador del sistema económico hegemónico sobre las actividades humanísticas. Marina decía “capitalismo”, pero qué sea el capitalismo es parte del problema.  Porque (contrariamente a lo que se cree) el sistema económico está muy interesado en las humanidades, la cultura es su activo, tiene un proyecto para ella: un proyecto que más que cultural es cognitivo, epistemológico. Esa desinstitucionalización genera una reorientación del sistema público cultural-educativo  en el que se rompe el vínculo entre los trabajadores y la identidad de las instituciones para las que trabajan. Este fenómeno de precarización lleva consigo también una desmonetarización: todas las cosas que hacemos sin cobrar porque es la única manera de que se hagan: clases, editoriales, teatro…

2ª hipótesis: Conocemos mejor las relaciones entre el saber y el poder que las relaciones entre saber y emancipación; es urgente redefinir su sentido porque aún no sabemos vincular la emancipación con los saberes de nuestro tiempo. Ni la educación ni la cultura llevan en sí mismas la salvación, hay que pensar qué saberes nos importan y trazar nuevas cartografías qué nos digan cómo emplearlos al servicio de la emancipación.

3ª hipótesis: Las humanidades necesitan salir del tiempo de la promesa y situarse en el “tiempo que resta”, no para lamentar la inevitable catástrofe sino para no perder el tiempo e invocar una alianza de saberes contra la amenaza distópica del capitalismo. No nos salvará la tecnociencia con su discurso soteriológico de la continuidad de inteligencias (desde la inteligencia articificial de las máquina a la inteligencia suprahumana). ¿Nos salvará la cultura? Su tarea de la cultura ya no pasa por el progreso: la emancipación no llegará en el futuro, no podemos seguir perdiendo el tiempo

4ª hipótesis: El legado de la tradición humanista ha de dejar su actitud eurocéntrico-defensiva y comprometerse con el destino común de la humanidad, su potencia ha de ser reubicada no como multiculturalismo laissez-faire sino como compromiso crítico. Hemos de huir de la autorreferencialidad de las ciencias humanas y las artes: expertos que sólo saben criticar a otros expertos. Y elaborar de manera abierta y compartida las experiencias fundamentales de la vida (la reproducción, el duelo, etc.) sin imponer una cultura sobre otra, un modelo sobre el otro.

5ª hipótesis: El destino común de la humanidad requiere una renaturalización, situarla en unas condiciones que no son arcádicas sino liminales, redefiniendo su identidad a través del cuerpo y del nuevo sujeto colectivo que es la especie humana. Porque el hecho epistemológico más importante de nuestro tiempo es la continuidad natura-cultura.

3 thoughts on “5 hipótesis para unas humanidades en transición

  1. Pingback: Con Thoreau hacia una nueva alianza de saberes | Antonio Casado da Rocha

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