Thoreau y el arte público independiente

Conocí a Ana Liñero cuando cursó el Máster en Filosofía, Ciencia y Valores, que culminó con su tesis sobre el significado de la representación en el “street art”. Desde entonces hemos hablado en ocasiones sobre esa forma de arte, que en este artículo denominamos “arte público independiente”, y que hemos relacionado con la aportación de Thoreau en su doble faceta de caminante y transgresor. Este monográfico de la revista Efímera también contiene una entrevista con Esther Ferrer a la que contribuí con una pregunta. En estos días finales de la capitalidad cultural me ha gustado su respuesta, que viene a decir que la cultura la tienen que evaluar no tanto quienes la hacen o la gestionan sino “los otros”, en este caso la ciudadanía.

Casado da Rocha, A & Liñero Reglero, A. 2016. La práctica caminante-desobediente como arte público independiente. Efímera Revista 7(8), e002: 1-8.

2 thoughts on “Thoreau y el arte público independiente

  1. Un número de revista excepcional por su temática. Me gustó mucho el artículo de investigación inicial (¡me lo guardo!). Nunca antes había pensado que caminar pudiera ser una práctica artística, ni lo había pensado nunca como una acción estético-ética.

    Hay un factor que se une al de la propiedad de la tierra y sus alambradas, un factor que dificulta aún más el paseo cotidiano al modo en que lo practicara Thoreau en el siglo XIX por los alrededores de su pequeña localidad de Concord. Está relacionado con la cuestión de la propiedad, aunque resulta más evidente hoy que en tiempos de Thoreau. Me refiero a la distancia.

    Si vives en una gran ciudad —grande o mediana— a menudo tienes que caminar largas distancias o coger el coche —y luego caminar largas distancias— antes de encontrar un espacio donde caminar no resulte una actividad antiestética, una experiencia desagradable o insípida a causa de un entorno alterado artificialmente hasta la nausea.

    No es extraño que el caminar por espacios “salvajes” o naturales se haya convertido en una actividad de recreo para fines de semana, o que se practique sólo por aficionados al senderismo de montaña. Caminar hoy requiere tiempo, demasiado tiempo: tiempo para ir y tiempo para volver. No es para hacerlo todos los días.

    Así pues, habrá que esforzar en aprender a disfrutar de los paseos urbanos: caminar, observar y pensar. A menudo camino, a menudo observo y casi siempre acabo pensando que nuestras ciudades son demasiado agresivas, demasiado estúpidas, demasiado hostiles al caminante.

    • Gracias, Daniel, se me había pasado este comentario. En algunas épocas he usado ropa cómoda para ir al trabajo y una mochila ligera para poder sustituir algún trayecto en coche o bus por una caminata o carrera de una hora aproximadamente. No siempre es posible pero ayuda.

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